1.8.09

Celdillas

Veo que todo el mundo está muy cómodo en su celdilla.
Todo tan “organizadito” en Europa, todo tan medido, tan controlado, tan metido dentro de celdillas, en compartimientos estancos, como las abejas. Todo tan espiado, tan aparentemente seguro, tan “protegido”. Falta que se te metan con un radar en el baño y que te pongan unos electrodos en las cuerdas vocales para ver si cantas bien en la ducha o desafinas, y así te lo pasarán por Hacienda.
Siguiendo la ética yanqui de que cuanto más pagas, mejor es el producto -inclusive el espiritual, que hay mucho producto espiritual de alto precio para gente espiritualmente pudiente-, la estupidez humana en materia de valores no tiene parangón. Así educan a sus hijos, a quienes sólo ven treinta días al año, ya que el resto se lo pasan en guarderías criados por gente sin vocación que en la mayoría de los casos va a por la plaza fija. Toda una generación de gremlins agobiados por la falta de amor, que en su defecto será sustituido por objetos y caprichos de toda índole, un grandullón, una grandullona, que pasados los años le dirá a alguien que no puede comprometerse en ninguna relación porque "me siento agobiado" (¡por el amor!, menuda paradoja, que a la vez es de una lógica aplastante si se toma en cuenta su historial).
Pero no es esta lógica aplastante lo que me fastidia, sino que haya gente capaz de compartirla. Gente que se ocupe de prolongarla con su consentimiento. Gente verdaderamente mezquina que a la hora de intentar una relación de cualquier índole -pareja, amistad, lo que sea- se lo piense tanto antes, que a la hora de tomar una decisión ya no haya nada que decidir (normal: cuando uno piensa mucho, siente poco). Si invito a cenar a Fulanito tendré que decirle que se quede a dormir, porque no tiene coche. Uy, qué putada. Hoy no tengo las mejores sábanas, no voy a ponerle esa cutrería que me regaló mi tía la del pueblo. Mejor que no venga.
Una amiga que acaba de llegar del continente piel roja me decía en un e-mail: Ehhhh qué serios estamos…¿por qué no se ríen?¡Una sonrisa, por favor! Y claro. Ha notado la falta de espontaneidad. Esa blandura que se tiene por ciertas latitudes y que hace, entre otras cosas, que un grupo de personas no tenga miedo de compartir una infusión y beber todos del mismo recipiente (cuidado con las gripes A, B, C, D y Z, que para eso están entre otras cosas: limpieza étnica y, de paso, seguimos extendiendo el miedo al contacto).
¿Cómo puede hablarse de amor en un continente donde se ha perdido la confianza en el vecino? Desde luego que hay gente que rezuma amor por los cuatro costados -la hay aquí, allá y en todas partes, de no ser así ya estaría muerta- y es de ellos, justamente, que he aprendido que el amor ni se verbaliza ni se teoriza: sucede. Cuando por justificar la teoría de la Unificación nos empeñamos en hablar de amores pequeños (humanos) y amores grandes (divinos) a mí me dá en la espina que caemos nuevamente en el error de separar-y no hay mayor paradoja que ésta-, ya que tal dualidad no existe: el amor humano, y entre humanos, es el más bello reflejo del Amor.
¿Dónde está, pues, la diferencia?
Cada vez me gusta más aquella vieja fábula lakota que habla de las cuatro razas. Muy sabiamente, los lakota decían que la raza blanca iba a ocuparse del mundo mental, que la negra se ocuparía del mundo físico, que la amarilla lo haría con el mundo espiritual y que la roja iba a ocuparse del mundo emocional. Ellos creían que esas cuatro razas eran necesarias para conseguir el equilibrio del humano completo, y dar el gran salto hacia la integración en una raza única.
Algo de eso está pasando, aunque sigue siendo una pena que la raza blanca, con su soberbia de siempre y su aparente “desarrollo” basado en los bienes de naturaleza económica, el status y otro puñado de valores abortables, pretenda insistir en un modelo ético que ya está para el desguace. Gente anestesiada en lo emocional, verdaderos parapléjicos de los sentimientos, prolijamente instalados en su celdilla, empujando fuera al vecino -con la ayuda de la administración-, e ignorando que el precio de esa supuesta seguridad era la pérdida de su libertad.
Como dijera un famoso rockero en cierta canción que en su momento pasaría despercibida: La verdad cubierta de seguridad. No debe ser fácil mirar debajo de la alfombra.
No me preocupan tanto los deterministas del viejo modelo como los espiritualistas del nuevo. Hay cosas que siguen sin cerrarme. Demasiadas contradicciones, demasiadas paradojas. Mucha gente confundiendo la teoría del “espacio personal” y la desidia, con la teoría orientalista del “desapego”.
Hace un tiempo le contaba a una persona de aquí las veces que he tenido que pasarme los fines de año sola. Ello parece ser normal en este continente que sólo contiene a sus hijos, rechazando en muchas más ocasiones de las que se admite, y de manera subrepticia e hipócrita, a los que son “de fuera”, o a los que siendo "de dentro" no pasan por el aro. Como decía en otro post hace tiempo: no me fastidia tanto la segregación (en sus múltiples formas de: machismo, clasismo, xenofobia, racismo, etc) sino que no se admita, porque en el ocultamiento está el orígen de esa coyuntura, con su consiguiente perversión y aplicación.
Así pues, veo que todo el mundo está muy cómodo en su celdilla. Son muchos siglos de lucha para que, llegado el momento y habiéndolo conseguido, venga alguien a quitar o inducir.
Bendita sea la santidad del intercambio, e inclusive el tráfico de esclavos. Benditos los traficantes de todos los puertos, los gobernantes de todos los secarrales del mundo, parásitos de nuestros vergeles. No hemos de olvidar la única y verdadera ley del mundo: la energía no se crea ni se destruye, sino que se transforma. Hay quienes olvidan que en las celdillas también hay miel.

9 comentarios:

v V¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨ polarporn dijo...

como bien dices, en las celdillas hay miel, y de hecho siempre ha sido así,ahora solo es más cibernético, pero la tendencia es intrínseca, somo insectos.

Anónimo dijo...

Eso, como bichos, o sea invertertebrados, que si mal no recuerdo carecen de cerebro.

Manel
P_D yo soy uno de los que no pasa por el aro.

tula dijo...

....y...¿es necesario el cerebro?..porque hasta los insectos tienen conciencia....

Fata Morgana dijo...

Polar, no sé qué quieres decir sobre la tendencia intrínceca... perdona, pero no comprendo.
Manel, los invertebrados sí que tienen cerebro, que no lo usen mucho ya es otro cantar. Lo que creo es que follan poco, ya lo dijo Manu Chao.
Tula... a veces pienso que, de no tener cerebro, jamás nos hubiéramos separado de la Unidad.

B & A a tutti quanti.

Joan dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Fata Morgana dijo...

Yo quiero creer que sí la hay, al menos en mi celdilla. Estoy aquí por el azar, y espero también poder marcharme por efecto del azar.

Joan dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Fata Morgana dijo...

Hablaba irónicamente.

Anónimo dijo...

Ola, what's up amigos? :)
Hope to get some help from you if I will have any quesitons.
Thanks in advance and good luck! :)