8.12.09

El cónclave de Copenhague


El cónclave de Copenhague, que reúne a 100 presidentes y jefes de Estado y a 20.000 delegados de 192 países hasta el 18 de diciembre, era la última oportunidad para conseguir un nuevo tratado de reducción de emisiones, más ambicioso que el actual protocolo de Kioto, que fuera capaz de impedir los efectos más perniciosos del calentamiento. En el peor de los escenarios dibujados por el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) de la ONU, formado por 2.000 científicos, la temperatura podría aumentar unos 6 grados y el nivel del mar ascendería 3,7 metros.
Hace justo 50 días, el primer ministro británico, Gordon Brown, resumió la situación: si no se consigue un acuerdo en Copenhague, el planeta se enfrentará a una "catástrofe". "No tenemos un plan B", dijo.Pero, a menos que haya un giro inesperado, habrá que inventar una alternativa a la cumbre danesa. "No habrá un acuerdo global y vinculante en Copenhague", zanja el economista maltés Michael Zammit Cutajar, presidente de uno de los dos grupos de negociación del cónclave. La verdadera negociaciónLa situación actual es crítica. Algunos de los países más contaminantes, como China, India y EE.UU., han reventado la cumbre al negarse a firmar un compromiso internacional de reducción de emisiones.
Sus anunciados recortes sólo se plasmarán en leyes nacionales. Además, aunque se lograra un acuerdo político no vinculante, las propuestas que hay encima de la mesa son insuficientes.El presidente del IPCC, Rajendra Pachauri, recordó hace una semana en Madrid que los países industrializados deben reducir sus emisiones entre un 25% y un 40% en 2020 respecto a los niveles de 1990 para evitar una subida de la temperatura de dos grados, que tendría consecuencias desastrosas para el planeta.Pero, después de 15 años de negociaciones la primera cumbre del clima tuvo lugar en Berlín en 1995, los miles de negociadores climáticos sólo han sido capaces de proponer un recorte global de entre el 8% y el 14% respecto a 1990, según un estudio dirigido por Niklas Höhne, uno de los coordinadores de los informes del IPCC.Si no se desbloquea la negociación en Copenhague, la temperatura subirá 3,5 grados, muy por encima del listón de dos grados exigido por la UE y absolutamente alejado de los 1,5 grados considerados admisibles por los países menos desarrollados.
Copenhague puede avanzar en otros frentes. Actualmente, nadie sabe cuánto emiten en realidad China o India. Los delegados reunidos en la capital danesa tendrán que crear un mecanismo internacional de vigilancia, una especie de Gran Hermano del CO2, para comprobar que las reducciones propuestas se llevan a cabo.
Pero el presidente chino, Hu Jintao, no acepta que ninguna potencia extranjera husmee en el desarrollo económico de su país. "Ésta es la verdadera negociación de Copenhague", opina Zammit Cutajar.
ExpectativasOtra de las batallas "fundamentales" de la cumbre, según la secretaria de Estado de Cambio Climático, Teresa Ribera, será dilucidar quién paga los platos rotos por el calentamiento global.
La Comisión Europea propone que los países ricos extiendan un cheque anual de 100.000 millones de euros, el 0,25% del PIB mundial, a los países pobres, los más afectados por el cambio climático, a partir de 2020. Pero no se sabe quién se hará cargo de la factura ni cómo. el reconocimiento del valor de la deforestación evitada, la compra de toneladas de CO2 que dejan de emitirse en las naciones en desarrollo y las partidas presupuestarias directas para adaptación son algunas de las formas de pago previstas, según Ribera.A juicio de la jefa de la delegación española en Copenhague, hay "expectativas de éxito" en acuerdos para frenar la deforestación, incrementar los recursos financieros, potenciar la transferencia tecnológica y obtener compromisos de los sectores de la aviación y el transporte marítimo. Pero lograr una reducción suficiente de las emisiones parece inalcanzable.
"Los países en desarrollo insisten en mantener el protocolo de Kyoto, que vincula sólo a los industrializados. Esto puede romper la cumbre", advierte Zammit Cutajar.El responsable de cambio climático de la ONU, Yvo de Boer, cree que el acuerdo vinculante llegará en junio de 2010, auguró la semana pasada. El tratado se firmaría en una conferencia improvisada en México, coincidiendo con el mundial de fútbol.
FUENTE: Kristen Neiling. Dirección y Producción
Agencia CPl.News ®


UN DATO
Tabatinga es una pequeña localidad situada en el corazón del denominado trapecio amazónico, en la frontera entre Brasil, Perú y Colombia. Es una de las áreas más estratégicas del Amazonas, apostadero de contrabandistas y narcotraficantes, donde el ejército brasileño mantiene acuartelado al Octavo Batallón de Infantería de la Selva y un Comando de Control Fronterizo. Al caer la tarde, el pequeño puerto de Tabatinga, bañado por las oscuras aguas del río Amazonas, se convierte en un bullicioso mercado al que arriban los indígenas en sus canoas cargadas con frutas, verduras y pescado. La economía de muchas comunidades indias depende en gran medida de la venta de estos productos y del trueque.
Este año la época de lluvias parece que está llegando con retraso. Una gran sequía azota la cuenca amazónica, y el efecto inmediato es un descenso alarmante de las aguas que recorren en río más largo y caudaloso del planeta. Según los expertos consultados por Greenpeace Brasil, desde julio el río Negro ha experimentado una decrecida de más de trece metros. Técnicamente, la situación se puede denominar de sequía extrema. Así que si las aguas bajan, la navegación puede ser inviable en determinados tramos del río, dejando aisladas algunas comunidades indígenas. Los indios Ticuna que llegan a Tabatinga para comerciar temen que la situación empeore.
Cerca de Manaos, el río Manaquiri presenta un aspecto desolador. El diagnóstico de Greenpeace es nefasto: “La sequía ha dejado el río seco y ha matado miles de peces. Las canoas y los barcos han quedado encallados en la arena. Los peces muertos generan mal olor y el bonito Amazonas parece un basurero. La población que vive en la región, totalmente dependiente de los ríos, sufre para desplazarse, y el acceso al combustible, la comida y el agua potable queda restringido”.
“La sequía de este año, hasta ahora, está asociada con una variabilidad natural. Pero con el cambio climático estos fenómenos pueden intensificarse. Los datos de esta década muestran un aumento de estos fenómenos extremos”, señala Antônio Manzi, experto en biosfera y atmósfera amazónica. Según algunas proyecciones de Greenpeace, la selva amazónica corre el peligro de desaparecer completamente. Otros informes menos apocalípticos señalan una destrucción del 83% del Amazonas en 2100.
Brasil llega a Copenhague con la responsabilidad de quien atesora el mayor pulmón de planeta: aproximadamente el 60% de los 6,9 millones de kilómetros cuadrados de ríos y afluentes que conforman la cuenca amazónica.
El presidente Luiz Inácio Lula da Silva pondrá sobre la mesa de negociaciones una oferta que gira en torno a dos compromisos: una reducción de entre un 36% y un 39% de las emisiones en 2020, y una caída del 80% de la deforestación del Amazonas en la misma fecha. Lula resumía recientemente la propuesta con una de sus provocadoras frases: “Nosotros hablamos menos y hacemos más”. La declaración iba dirigida a EE UU y la UE, que el presidente brasileño señala como principales responsables del calentamiento global.


Según el director de Combate a la Deforestación del Ministerio de Medio Ambiente, Mauro Pires, “el 24 % del total de la reducción de emisiones anunciada por Brasil proviene de la reducción de la deforestación del Amazonas”. Pires habla avalado por unos excelentes datos registrados en las últimas mediciones del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales, que apuntan a una caída del 45% de la deforestación entre agosto de 2008 y julio de este año. Es un récord histórico, aunque los más de 7.000 kilómetros cuadrados que se perdieron en el último año equivalgan a un área superior a la capital brasileña.
Brasil insiste en que la preservación del Amazonas tiene efectos globales, así que es responsabilidad de todos los países del mundo. El Gobierno de Lula creó hace menos de un año el Fondo Amazonas, de carácter privado y administrado por el Banco de Fomento. El objetivo es reunir donaciones de personas, instituciones y gobiernos que quieran colaborar con la causa. “Ya recibimos una donación de 140 millones de dólares (92 millones de euros) del Gobierno de Noruega, que se ha comprometido a desembolsar hasta mil millones de dólares (660 millones de euros) en 2015. Alemania también ha donado 22 millones de euros. Ahora en Copenhague esperamos nuevos anuncios”, declara Pires.
Pero, ¿cuánto cuesta frenar el deterioro del Amazonas? “Centenas de miles de millones sólo hasta 2020 para reducir la deforestación, fortalecer la economía local, consolidar el ecoturismo, y preservar la tierra indígena. Y el problema es que los países ricos no se quieren rascar el bolsillo”, sentencia el responsable del combate contra la deforestación.
En la misma línea se pronuncia la secretaria de Estado de Cambio Climático, Suzana Kahn: “nuestra oferta de reducir en un 39% las emisiones representará una disminución de mil millones de toneladas de CO2. Para que esto suceda, es necesario un flujo de financiación por parte de los países desarrollados. Brasil apoya la creación de un fondo global para que los países industrializados destinen el 1% de su PIB a la lucha contra el cambio climático”.
Greenpeace, sin embargo, denuncia que existen trampas en los cálculos realizados por Brasil para llegar a su generosa oferta de reducción de emisiones contaminantes. “En el sector energético los números fueron inflados. El Gobierno brasileño ha proyectado unas emisiones que están muy por encima de lo calculado por el Banco Mundial o la Agencia Internacional de Energía. Si inflas intencionadamente tus previsiones de emisiones y después prometes reducirlas en hasta el 39%, el resultado es que la reducción real es mucho menor”, afirma Marcelo Furtado, director de Greenpeace Brasil.

Branco Barón

por gentileza de TrovareL'América

7 comentarios:

tula dijo...

...en la cumbre harán lo que ordene el rey o reyes del mundo....
.
..así que nuestro único poder es el de nuestras decisiones personales llevadas hasta el final, es la única manera de construir nuestro futuro.
bs

Fata Morgana dijo...

Es una pena que, en vista de sus acciones, hayamos perdido la fe en nuestros supuestos "representantes". Después se habla de democracia...

jcaguirre dijo...

Yo soy muy escéptico sobre las posibilidades de la opereta política. La trepidación del modo de vida contemporáneo tiene su propio itinerario. Y ese itinerario, maquillajes aparte, es completamente autista. Por desgracia para todos creo que sólo el viento del norte, que diría un lakota, tiene capacidad de enderezar el tema. Es decir, el extravío, la prueba, la dureza y el guantazo.

Sobre este asunto soy razonable y moderadamente apocalíptico.

Por cierto, me ha encantado la foto de la serpiente líquida amazónica.

Fata Morgana dijo...

Yo también soy apocalíptica, aunque no sé si tan moderadamente. Ayer escuchaba que USA se niega a modificar su protocolo si China no lo hace primero, y están como dos niños de cinco años disputándose un juguete, en este caso: el planeta. Hoy hablaba con mi profe de meditación y me decía: "el cambio se dará de abajo para arriba, no al revés", y dado el autismo del que hablas temo que primero nos llegará el viento norte. Habrá que preparar la cueva, y si el viento nos quita la tecnología tendremos que reaprender el idioma de las emociones. De ser así, no hay mal que por bien no venga.

Otra cosa, es que he buscado tu libro (de la psicodelia a...) en librerías pero me dicen que no se consigue, ¿habrá alguna manera de conseguirlo, o está agotado?

jcaguirre dijo...

Lo de razonablemente apocalíptico lo decía por desmarcarme de tantas demencias conspiranoicas que parodian y velan aquello que precisamente quieren denunciar.

Del libro yo creo que lo deben tener en la Casa del Libro. Allí lo han tenido y si no les quedan existencias lo pueden pedir a la editorial. De todos modos en la web de Muscaria también lo tienen.

Jurema dijo...

No me queda más remedio que esperanzarme! encender velas y orar.. que un poco de luz y consciencia ilumine esta terrible situación.

Tabatinga es una maravilla de la naturaleza! allí tomé unas cervezas observando el trasiego policial, impresionante la experiencia..
Besitos felices

Fata Morgana dijo...

Tú no te preocupes, todavía hay tiempo para acabar con el planeta. Nos quedan unos 5 años.

Sarcasmo escorpiano a sus órdenes.