19.1.09

Crecer

A propósito de la cantidad de post que se vienen escribiendo sobre el llamado “conflicto de Gaza”, de las manifestaciones, las ayudas humanitarias, el horror, la esperanza, la falta de esperanza -perfectamente justificada- y entre otras cosas, los silencios deliberados que suenan tan alto como gritos, desde que empezó la masacre empiezo a notar algo que antes no me resultaba tan familiar: el compromiso.
Me dá la sensación de que ésta es la primera guerra de la historia en la que el ser humano, como especie, empieza a sentir que al morir ellos, morimos un poco todos. Antes, cuando la guerra del Golfo, inclusive cuando la de Irak, las guerras seguían sucediendo en otra parte. Ahora también suceden aquí. El humano ya no se traga el hueso que le vende la prensa, ya sabemos que no es necesario verlo para sentirlo, porque no está allí solamente: está entre nosotros, entre todos nosotros, se respira en el aire.
Querían un mundo globalizado, pues ya lo tienen. Pero se les está yendo de las manos, y esto es agua para nuestro molino. Habrá pues, que moler a quienes se crean, como me decía una buena amiga en El kosmonauta, que al otro lado del salón de conferencias les espera el faisán. La gran red Global se les fue de las manos hace años, y ya no nos tragaremos sus discursos mentirosos, sus corbatas de Gucci y sus aparentes planes de negociación. La sangre ha llegado al río, y la gran pregunta es: ¿era necesario un genocio de semejante magnitud para que empezaran a abrirse nuestras conciencias a nivel global?
La vida es simplemente fantástica, pero puede ser también una pesadilla, y me hace bien saber que como especie no soy mejor que una hormiga o una encina. En mi humilde opinión, y por mucho que cueste, por mucho que duela, por mucho que aterrorice, habrá que cambiar el chip. Quedarnos en pelotas durante algún tiempo podría venirnos bien. El contacto con la vulnerabilidad de nuestra naturaleza es un desafío al que nadie, o muy pocos, están dispuestos a enfrentarse; sin embargo, es el precio de esa única y verdadera crisis que en lo etimológico significa crecer.
Escribo esto con rabia, pero también con esperanza.

6 comentarios:

Mirta Pagola dijo...

Gracias.
Gracias por haber llegado hasta tu blog y por ser parte de éste camino, en éste hermoso viaje que es la Vida (en la tierra).
Un abrazo de Luz.

Fata Morgana dijo...

No, gracias a ti, Luz, por tus preciosas palabras, que le dán ánimo a una para seguir en este camino, que aún espinoso, difícil, y nuevo, se ensancha cada vez más.
Un abrazo, paisana, y bienvenida al blog.

Anónimo dijo...

Prueba de k la rabia y la esperanza no se autodestruyen. Igual no soy tan optimista como tu sabes, será que he visto muxa peli de vaqueros y parece que los HDPs sin ser mayoría siempre son los k ganan. Hay que tener muxa fuerza para creen lo contrario, asi pues aplaudo tu "esperanza".
Abrazo.
Mariano

Fata Morgana dijo...

Es una sensación general, Mariano; obvia sensación general. Y es jutamente lo que hay que combatir, ya que es lo que ellos quieren que sintamos. Así nos derrotan más rápido.
Un saludo.

Analía unblog dijo...

Me gustó mucho este post. Es integrador. Con garra, como todo lo tuyo. Sigamos haciendo la guerra ;)
Gran abrazo, Fata.

Fata Morgana dijo...

Y cada vez somos +
BESO.