Una canción

Ea!, ahora que me acuerdo... Jesús de Nazareth fue el chiquillo aquel que nació en un pajar. Por lo que sé le perseguía un gobernador, pero también le buscaron unos magos. Yo no sé si sería, como dicen, el hijo de Dios -porque hijos somos todos-, lo que sí sé es que el hombre era un convencido. Y tanto, que hasta fue capaz de caminar sobre las aguas, de convertir agua en vino, de sacar los demonios de un corazón solitario, de amar a una prostituta... y quién sabe de cuántas cosas más.

Como Machado, temo que Jesús nunca haya perseguido la gloria, pero hubo quienes supieron sacarle provecho y obtuvieron falsa gloria por él. Sin embargo, lo más probable es que sólo creyera en esos mundos ingrávidos y gentiles como pompas de jabón, que tanto bien nos hacen, más que los turrones, el cava y los árboles de Navidad que venden en el Corte Inglés. Razón por la cual yo prefiero celebrarlo un poco en secreto, y tan sólo con una gran vela blanca encendida hasta las tantas.
En fin, no sé qué pensareis vosotros, pero a mí este hombre siempre me ha caído bien. Ignoro si existió o no, aunque prefiero creer que sí. Y quién sabe, si te lo piensas bien, es posible que alguien como él esté naciendo ahora mismo en una aldea del Congo o en un palacete, que eso dá igual. Lo importante es que los Cristos nazcan. Que sigan naciendo. Así pues, yo brindo por ellos con esta canción; y os digo a todos:

Feliz Navidad!